sábado, 12 de octubre de 2013

Un chino que jugaba muy distinto

Hasta que llegó a All Boys, Ariel Zárate tuvo que remarla en varios equipos del extranjero. En el equipo de Floresta  encontró su lugar, donde es uno de los máximos ídolos. Con el ascenso a Primera en 2010 pudo sacarse la espina que siempre tuvo clavada: debutar en Primera División.



Ariel Zárate nació el 13 de julio de 1973. Es el segundo hermano de la familia, compuesta también por Rolando, Mauro y Sergio, el mayor; todos de reconocida trayectoria en el fútbol profesional.
Apodado “chino” desde que era chico por sus rasgos orientales, hizo inferiores en Vélez en 1991, donde no debutó en Primera y tuvo que emigrar hacia Europa. Allí pasó por humildes clubes de Italia, Alemania, y algunos de España, siendo el más importante el Málaga, con el que logró el ascenso a la Primera División. En el medio tuvo un fugaz paso por Pachuca y Toluca, ambos de México.
A su vuelta a Argentina esperaba el interés de algún club de Primera División donde pudiera jugar, ya que nunca antes había tenido la oportunidad de hacerlo en el país. Esto no ocurrió y Zárate se desilusionó: “Después de casi 10 años en Europa eso me hizo sentir un poco dolido”, supo decir alguna vez. Pero lo que en ese momento no se imaginaba era que el núcleo del éxito de su carrera futbolística se encontraba unos escalones más abajo, en el fútbol de ascenso.
En 2005 se fue  a jugar en Morón con 32 años, donde estuvo a punto de ascender a la B Nacional; y también pasó por Tristán Suárez, sin pena ni gloria. Hasta que en el 2007 All Boys, que por entonces batallaba con los equipos de la B Metropolitana, contrató sus servicios. Una gran elección. A base de su notable pegada, sus goles y sus gambetas, le bastaron sólo 3 años para convertirse en uno de los ídolos más prolíficos de la institución de Floresta.
Logró el ascenso a la Primera B Nacional en la temporada 2007/2008, coronándose campeón invicto en condición de local. El “Chino” fue uno de los principales artífices de ese equipo, convirtiendo 13 tantos en 37 partidos.
 Más adelante, a mediados del 2010, su nombre quedó marcado a fuego sin duda como uno de los más influyentes en los últimos tiempos en el ascenso argentino, cuando trepó con “El Albo” a la máxima división del fútbol criollo por primera vez desde 1980, ganándole la promoción nada más ni nada menos que a Rosario Central. Tuvo que esperar hasta ese momento para, por fin, tener una oportunidad de jugar en la A, cuando con 37 años debutó en el Apertura 2010 ante Vélez. Ahora sí, el objetivo por el que había luchado tanto tiempo se pudo concretar, claro que ese premio no le cayó desde arriba, lo obtuvo a base de sacrificio y de méritos propios.
Promediando el 2011 colgó los botines, jugando con la camiseta de sus amores. No le quedaba más por entregar, sino por recibir; ese cariño inmenso que le guardan y le guardarán los hinchas de All Boys.


Luciano Lo vasco

@Lovalucho

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