Comenzó con “Centenario” como nombre, en honor a la Revolución de Mayo. En 1919 se inscribió en la AAF, gracias a Alfredo Beranger. Ascendió dos veces a primera y luego estuvo 2 años en quiebra. Hoy, milita en la Primera B Metropolitana.
A fines de
1909 un grupo de jóvenes se juntaba a jugar al fútbol en la zona de Temperley.
Allí había tres terrenos en donde los adolescentes entre 13 y 16 años
practicaban el deporte. En uno de ellos (el que estaba ubicado en la calle 9 de
Julio, entre Dorrego y Brandsen) jugaban con una camiseta celeste, y con el
nombre de “Centenario”. Fueron ellos quienes en 1910 se bautizaron como
Centenario Football Club en homenaje a los 100 años de la Revolución de Mayo y
posteriormente, el 1° de noviembre de 1912, fundaron oficialmente el club que
actualmente se llama Temperley.
El
primer logro significativo que obtuvo el club fue en 1916, cuando se adjudicó
un torneo patrocinado por la liga de Adrogué.
En 1917 apareció una figura muy importante en
la historia de Centenario: Alfredo M. Beranger, quien se convirtió en el líder
y presidente del club. Beranger propuso algo impensado para su gente: inscribir
al club en los torneos que organizaba la Asociación Argentina de Football (entidad
predecesora de la AFA, en la época del amateurismo, que regulaba el fútbol en
el país). Fue así que Centenario, luego de adoptar como divisa definitiva una
bandera celeste, comenzó finalmente a participar en los torneos oficiales de la
AAF en 1919, inscribiendo 3 equipos, uno en segunda, otro en tercera y el otro
en la cuarta división del fútbol argentino.
Pero la precariedad de la cancha donde jugaban
era muy perjudicial (no cumplía con las medidas reglamentarias y no poseía
vestuario) hasta que finalmente en 1921 se logró, luego de varios intentos, la adquisición
de los terrenos pertenecientes al viejo Ferrocarril Sud y todo gracias a
Beranger, quien prestó su solvencia material para poder cumplir con el contrato
del terreno, que exigía el pago de $20 mensuales, ya que el club no tenía el
respaldo legal como para hacerlo. Allí construyó una cancha que cumplió con las
medidas establecidas y con casillas de madera como vestuarios.
El 19 de febrero de ese mismo año, la AAF
habilitó legalmente al club para cambiar de nombre y pasó a llamarse Club
Atlético Temperley, denominación que se mantiene hasta el día de hoy.
El 29 de marzo de 1923 Alfredo Beranger fue
asesinado en un confuso episodio relacionado con la adquisición de los terrenos
del ferrocarril. Con 29 años, Beranger quedó en la historia de Temperley,
concretando grandes aspiraciones y llevando a un club que comenzó con un grupo
de jóvenes con visión a futuro que se divertían en un terreno baldío, a uno que
figuraba oficialmente en los legajos de la AAF y con un terreno propio obtenido
gracias a él. El 13 de abril se inauguró oficialmente el estadio de Temperley,
y a modo de homenaje lleva su nombre (estadio Alfredo Beranger).
Temperley fue creciendo de a poco y en 1924
logró un subcampeonato escoltando nada más ni nada menos
que a Boca Juniors.
El 7 de diciembre de 1974, Temperley obtuvo su
logro más significativo: el ascenso a Primera División, luego de empatar 1 a 1
con Unión de Santa Fe. Pero perdió la categoría más tarde.
Gracias al esfuerzo del equipo, en 1982
consigue su segundo ascenso a la primera categoría del fútbol argentino, y en
1983 concretó su mejor campaña en primera, cuando llegó a la semifinal del
torneo local, instancia que perdió con Estudiantes de La Plata (que luego salió
campeón). Gran mérito del equipo fue el llegar a semifinal, teniendo en cuenta
que Temperley en ese año mantuvo la base de jugadores que estuvieron en la B la
temporada anterior.
Los días oscuros llegaron cuando el club se
declaró en quiebra, y tuvo que cerrar sus puertas en 1991. Así, estuvo sin actividad
durante 2 años más, hasta que un grupo de hinchas que venía luchando por la
reapertura del club, logró que la pelota vuelva a rodar en 1993 en un partido
donde la gente del “Celeste” hizo una fiesta en el Alfredo Beranger. Temperley
volvió a jugar, y lo hizo en la Primera C.
Por último, en 1995 logró el ascenso a Primera
B Metropolitana, frente a Tristán Suarez, y hasta el día de hoy sigue en la
categoría, esperando el ansiado regreso a la Primera División.
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