miércoles, 27 de noviembre de 2013

Un juez de línea recibió un “iguanazo” en Pergamino

El sábado 27 de septiembre de 1986, era el primer año del Nacional B y Douglas Haig, que estaba recién ascendido, recibía en Pergamino a Banfield. 


Unas horas antes del partido, un grupo de hinchas a bordo de un Jeep que había salido desde Colón, provincia de Buenos Aires, viajaba por la ruta 8. Llovía mucho y el paisaje quedaba tapado por la cortina de agua. Faltaba un tramo para llegar a Pergamino cuando algo se cruzó. No hubo tiempo de nada, un volantazo y el Jeep se fue de cola. Los muchachos habían atropellado una iguana cuando iban rumbo a la cancha, el bicho quedó muerto en el medio de la ruta y a ellos se les ocurrió levantarlo. Lo envolvieron en una bandera y lo metieron en la cancha. En esos tiempos no había tanta seguridad como ahora. 
Luego de cobrar una posición adelantada de Douglas Haig, el juez de línea se mete en el campo de juego. Nadie entendía que pasaba y el línea, Daniel Haro, se agarraba la cabeza con una mano mientras con la otra sostenía el banderín. Se encontraba mareado como si hubiera recibido un golpe. Y así fue, los hinchas locales le habían revoleado por la cabeza la iguana que metieron a la cancha.
En el estadio se encontraban todos sorprendidos, nadie sabía si era un lagarto, un caimán o una lagartija lo que permanecía inmóvil a un costado del campo de juego. El juez de línea se encontraba en el medio de la cancha entre los jugadores que lo miraban desconcertados.
El arquero de Douglas, Juan Delménico, se animó a agarrar la iguana y la devolvió a la tribuna. Pero ahí no terminó el asunto. Un rato después volvieron a arrojarla a la cancha y en ese instante intervino la policía que la dejó a un costado de la línea de cal. Luego, el arquero contó que la segunda vez que la tiraron, él se encontraba al lado del juez de línea y vio venir algo enorme que giraba en el aire como un helicóptero; era la iguana.
El asistente también declaró que desde la tribuna le gritaban algo de una iguana, él no entendía nada, jamás se iba a imaginar lo que iba a suceder luego. Daniel Haro contó que tras cobrar un off side, sintió un golpe en la cabeza: “Salí corriendo y cuando me dí vuelta tenía un terrible bicho tirado a un costado, tendría unos 70 u 80 centímetros de largo”, sostuvo el asistente. Además, el juez de línea recalcó que “el que la tiró tuvo tanta puntería que me la puso justo en la cabeza”.
Tras el hecho inusual ocurrido en la cancha, el árbitro, los jugadores y todos los que estaban dentro del campo de juego se acercaron a ver la iguana, pues era algo nunca antes visto lo que le sucedió al asistente.
Finalmente, cuando pasó el susto, los jugadores y el mismo juez de línea no podían evitar las risas. Algo peligroso y que pudo haber provocado la suspensión del partido se convirtió en algo cómico. Daniel Haro relató: “yo estaba acostumbrado a recibir golpes con encendedores, con radios portátil, pero una iguana jamás”.

Matías D'Agostino (@CaiMatiasPR)

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