Jugador,
preceptor, ahora técnico reconocido en el ascenso y en Primera División, Pepe
Romero se hizo desde abajo, aportando para que el equipo de sus amores, All
Boys, lograra tres ascensos: dos como entrenador (a la B Nacional en la temporada
2007/08 y a Primera División en la 2009/10) y uno como jugador (a Primera en
1972).
Tres ascensos, una estatua en su honor, el cariño de
los hinchas de All Boys, pasar seis años seguidos como director técnico del
club de sus amores y ser nombrado como personalidad destacada del deporte por
la legislatura porteña, son algunos de los logros que José “Pepe” Santos Romero
le dejo hasta ahora al fútbol, o el fútbol le dejó él.
Nació en Buenos Aires, el 3 de noviembre de 1951, y a
unos jóvenes 16 años, debutó como jugador profesional del club que más
felicidad le daría, All Boys, en un encuentro ante Excursionistas por el
campeonato de Primera División B de Argentina.
En 1972, el fútbol le dio su primera gran alegría:
vistiendo la camiseta del club de Floresta, en ese entonces dirigido por José
Paladino, ascendió a la Primera División. Pero en la vida no todo es regocijo,
y al año siguiente, en un encuentro ante Estudiantes de La Plata, sufrió una hernia de disco en la
espalda que lo dejaría afuera de las canchas por un año.
El volante izquierdo volvió a jugar en 1974, con la
camiseta de All Boys, donde estuvo por dos años hasta que fue transferido a
Temperley, que militaba en la Primera División. Se retiró a los 26 años, con 34
goles en 131 partidos.
Con la etapa de jugador culminada, Pepe, padre de 6
hijos, comenzó a trabajar como preceptor en el Instituto San Jorge Obrero de Caseros,
profesión que desempeñó por veinte años. Al mismo tiempo, arrancó a entrenar a
las inferiores del “Albo” aprovechando las enseñanzas que le dejó el trabajo
con los jóvenes de la escuela.
En 1985, terminó el curso de técnico, y al año
siguiente, dirigió interinamente a su querido club. Hasta que en 1992, luego de
entrenar a las divisiones inferiores de Estudiantes de Buenos Aires, se hizo
cargo del primer equipo del club de Caseros por un año.
Después de 12 años de inactividad, regresó al mando de
All Boys, que jugaba el torneo de la B Metropolitana, haciendo dupla con quien
había sido su técnico cuando logró el primer ascenso a Primera en la historia
del club. Este ciclo se hizo corto, ya que en ese mismo año dejó la institución
por problemas con algunos jugadores.
Su momento cumbre, de vuelta en Floresta, llegó con el
ciclo que comenzó en 2007 y recién terminó a mitad de 2013, en el que logró el
ascenso a la Primera B Nacional, en la temporada 2007/08, luego de ganar la B
Metropolitana de punta a punta, con el que considera el mejor equipo que
dirigió.
El momento más inolvidable para él, sucedió a mediados
de 2010, cuando accedió a jugar la promoción (gracias a la inesperada victoria
de Tiro Federal, frente a Instituto, en Córdoba), enfrentando al temido Rosario
Central. El partido de ida, en Floresta, terminó empatado 1 a 1. Para el
encuentro de vuelta, fueron al Gigante de Arroyito con la confianza que les dio
el buen juego del primer partido y golearon al conjunto rosarino por 3 a 0,
logrando así el tan deseado ascenso a Primera.
Después de tres temporadas en la máxima división del
fútbol argentino, dijo adiós a su club con la frase: “Se fue Ferguson, me puedo
ir yo” (haciendo referencia al destacado entrenador británico que pasó 26 años
a cargo del Manchester United).
Esta trayectoria le otorgó el cariño de los hinchas,
que le retribuyeron sus logros en junio de 2010, construyendo una estatua de
bronce en su honor, y el reconocimiento, entre otros, de del actual volante del
Inter (Italia) Esteban Cambiasso, que
dijo: “Pepe Romero es el mejor. En una realidad como la de All Boys, subir dos
categorías, seguir en el cargo tantos años y mantener la humildad no es nada
fácil”.
Octavio Barnes (@barnesoctavio)
Diego Ruiz (@diegoagruiz)
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